Nueva investigación de Igualdad Animal muestra la matanza de perros por su piel en China

Día 6 (LUNES 22 ABRIL 2013 DÍA)

Mercado de Three Birds Trading Market, Nanhai

Recorremos los alrededores del mercado por la mañan y encontramos, sorprendidos, alrededor de doce crías de gato aplastadas. Algunas han sido aplastadas con tanta fuerza que nos cuesta reconocerlas. Deducimos que estas crías nacieron en las jaulas en las que eran transportadas sus madres dentro de los camiones y murieron aplastadas esta misma tarde al ser lanzados contra el suelo. Seguramente otras jaulas, cargadas con otros gatos, cayeron encima de ellas. Encontramos esto en dos zonas. Cuando estamos grabando en la entrada del nuevo mercado de Los Tres Pájaros, se aproximan dos vigilantes de seguridad en motocicleta. Tratan de intimidarnos para que dejemos de grabar pero sabemos que no tienen ninguna autoridad así que les ignoramos y finalmente se van.

Unas horas más tarde volvemos a la zona y vigilamos el mercado durante tres horas. Alrededor de las siete de la tarde observamos que un camión de tamaño mediano cargado con conejos se para cerca de la entrada secundaria del mercado, bajo un puente de una carretera. Apostados a unos cien metros de distancia y gracias al zoom de la cámara, podemos descubrir que estos transportistas llevan más de cien perros en su camión, ocultados entre las jaulas de conejos. Grabamos durante unos minutos cómo lanzan las jaulas desde lo alto del camión hasta que decidimos acercarnos. Subimos hasta la carretera y, agazapados, llegamos a colocarnos justo encima de ellos sin que nos vean. Empezamos a grabar y fotografiar cómo descargan a los animales sin apenas poder mirar por el visor para no ser descubiertos. Los animales, hacinados en las jaulas, están aterrorizados y apenas pueden moverse. Debido al tamaño de las jaulas, tienen que permanecer todo el tiempo tumbados mientras son lanzados desde el camión contra el suelo. Podemos escuchar los chillidos de dolor de los perros cuando impactan contra el suelo. Son los chillidos de los huesos partidos, las contusiones y las heridas abiertas… Una vez en el suelo, son apilados y pesados y trasladados a una camioneta que, suponemos, los llevará a los mataderos de la zona.

Tras casi veinte minutos grabando, los transportistas se dan cuenta de nuestra presencia y empiezan a gritarnos. Los vigilantes de seguridad del mercado aparecen montados en motocicletas y empiezan a perseguirnos –aunque no hemos hecho nada ilegal–. Esta vez no parecen estar dispuestos a dejarnos ir. Mientras unos tipos se dirigen hacia la subida que lleva al puente donde estamos. Al cabo de lo que parece una eternidad corriendo entre los callejones del barrio, nos pierden la pista y dejan de seguirnos mientras nosotros llegamos al hotel.