Nueva investigación de Igualdad Animal muestra la matanza de perros por su piel en China

Día 2 (JUEVES 11 ABRIL 2013)

Granja de cría de cachorros de perro de Jining

Llegamos con nuestro traductor hasta la alrededor de las 8 de la mañana. Hemos quedado en Jining, no muy lejos de la granja. Los tipos con los que hemos quedado nos esperan en un coche y les seguimos hasta la granja situada a las afueras de la ciudad. Una vez en la granja, nos llevan a un despacho donde hablamos de negocios durante casi una hora. Les hacemos creer que les compraremos una gran cantidad de perros cada semana para procesar en nuestra nueva planta cárnica en Guangzhou. Nos aseguran que pueden proporcionarnos la cantidad de perros que necesitemos.

Les convencemos para que nos muestren las instalaciones y la situación de los animales pues necesitamos conocer bien a quienes van a ser a nuestros proveedores.

Vemos al menos dos naves, una de ellas tiene unos diez perros grandes separados en cheniles. En la entrada de una de ellas tienen un cubo con harina. Es toda la comida que les dan. Son los adultos utilizados para criar. Vemos samoyedos, galgos, alaskan malamutes y perros mestizos con ascendientes de american stanford, pastores alemanes y shiba inu. Parece que llevan mucho tiempo encerrados y no paran de ladrarnos. Muchos de ellos buscan nuestro afecto mientras que otros ladran nerviosamente. Uno de los perros, parecido a un pastor alemán, está visiblemente herido en las patas traseras e incapaz de levantarse, ni siquiera puede arrastrarse y nos mira con interés. Otro perro lleva todavía alrededor de su cuello el collar que le puso su anterior familia. Estos perros han sido robados a familias de la zona.

Gracias a estas evidencias y a las conversaciones que mantenemos con nuestro traductor, ahora sabemos que esta banda tiene a criminales a su cargo que se dedican a robar perros de familias y cogerlos de las calles. Preguntados directamente sobre su capacidad para proporcionarnos la cantidad semanal de perros que requerimos nos confirman que, si hace falta, harán batidas por la región en busca de perros callejeros. Ellos mismos se encargarán también de enviárnoslos.

En la otra nave hay aproximadamente 150 cachorros de apenas unas pocas semanas de vida. Observamos en el suelo varias jaulas de alambre con cachorros hacinados en su interior. Son jaulas de aproximadamente 80 cm de largo por 40 cm de altura y 20 cm de alto. Llegamos a contar hasta 13 crías por cada jaula. Nos comentan que estos cachorros son vendidos a las tres semanas de vida a otra granja donde los engordan hasta que tienen el peso adecuado y, o bien los matan en la propia granja –a cuchilladas, sin siquiera aturdirlos previamente tal y como nos explican– o los transportan en camión a alguno de los mataderos con los que hacen tratos.

Uno de nosotros, acompañado por el traductor, entretiene a los granjeros con un sinfin de preguntas. Mientras tanto otro compañero aprovecha para grabar todo lo que puede. Antes de irnos volvemos a insistir en echar otro vistazo. Sentimos que estamos arriesgando mucho al exigir y forzar la situación para poder grabar más pero pensamos ahora que hemos conseguido infiltrarnos entre esta banda y llegar hasta aquí tenemos que asegurarnos de que tenemos suficiente material. No podemos irnos sin ello.

Los granjeros no parecen sospechar nada. De todos modos, los dos investigadores hemos acordado una serie de palabras clave que, una vez pronunciadas por alguno de nosotros, nos permitirá comunicarnos el grado de riesgo de la situación y actuar acordemente. Una de ellas nos servirá para decirnos que debemos huir inmediatamente, sin esperar ni un instante.

Antes de venir a China contactamos con varios activistas que habían investigado este negocio en el pasado. Uno de ellos, el más experimentado, nos dijo que había dejado de investigar estos lugares hace varios años. Era demasiado peligroso. Nos advirtió de que podríamos acabar apuñalados y tirados en una cuneta. Cuando estamos en esta granja situada en medio de ninguna parte, recuerdo sus palabras y trato de mantener la calma y actuar tal y como exige nuestra coartada. Seguir adelante. Es nuestra única posibilidad.